miércoles, 24 de julio de 2013

[Teen Top] TO YOU: Capítulo 4


Por @Ari2pmam y @Jeannelok


No sacar ni publicar en otro lugar sin permiso de la autora y los respectivos créditos.



Capítulo 4


A las diez de la mañana el móvil de Changjo sonó con el aviso de mensaje recibido.
Estaban en la empresa y llevaban practicando desde las ocho para un especial en el que ellos participarían con dos de sus canciones. Y aunque se sabían las coreografías de memoria, en el especial habría pequeños cambios, por lo que había que empezar desde cero para no equivocarse.
— Hyung, ¿podemos descansar diez minutos? — Changjo suponía que era Hee Young con noticias sobre el psicólogo.
— Sí, claro, sin problemas. — Y salió de la sala de ensayo para dejarlos a solas.
Changjo se acercó hasta la pared donde habían dejado tiradas sus cosas, dando enseguida con su móvil y al ver el mensaje sonrió, era de Hee Young. Le había mandado los datos de la psicóloga infantil, con el día y la hora de la cita, que sería al día siguiente a las once de la mañana. Tras eso había un mensaje para todos ellos: "Espero que os vaya bien. Ánimo papás." Ante ese mensaje, Changjo sonrió de manera estúpida, lo que puso nerviosos a los demás.
— ¿Quieres dejar de sonreír de manera estúpida y decirnos qué pasa? — CAP, estaba nervioso y preocupado, por lo que le costaba más contener la impaciencia y la preocupación.
— No sonrío de manera estúpida. — Vio cómo los demás le dedicaban una mirada de incredulidad ante esa mentira. — Me ha enviado los datos de la psicóloga con la que ha hablado, tenemos la cita mañana a las once de la mañana. Dice que espera que nos vaya bien y nos ha dado ánimo llamándonos papás. — Eso último los hizo sonreír divertidos.
— Bien, entonces voy a llamar a los padres de Chris. — Niel, que se había hecho a la idea de ser el líder en ese tema, pasó de preguntarles si alguno quería darles la noticia, porque sabía cuál sería la respuesta. Fue a buscar su teléfono, aunque con todo el revoltijo de ropa y mochilas que había tardó un poco en dar con él. Marcó y no tuvo que esperar mucho hasta que respondieron.
— Buenos días.— La voz de la madre ya no sonaba aprensiva como la otra vez.
— Buenos días, ¿está ocupada?
— No, no, puedo hablar sin problemas, ¿ya tenéis noticias?
— Sí, la cita es mañana a las once de la mañana, ¿les viene bien?
— Sí, claro, si no podemos ir los dos, al menos uno de nosotros estará allí. Por cierto, ¿se grabará la visita al psicólogo? — La voz de la madre mostraba preocupación.
— No, queremos que esto se haga fuera de cámaras, es lo mejor para Zi Yu, estará más cómodo y no se cerrará en banda.
— De verdad, chicos, sois maravillosos. — La emoción de la madre cohibió a Niel que no sabía cómo reaccionar.
— Muchas gracias, pero para nosotros lo principal no es el programa sino Zi Yu. Por cierto, le enviaré un mensaje con la información y nos encontraremos allí.
— De acuerdo, entonces nos vemos mañana y de nuevo gracias.
— No es nada. Hasta mañana y salude a Zi Yu de nuestra parte.
— Lo haré.
Los demás lo estaban mirando expectantes, pero él no los miró ni dijo nada hasta que envió el mensaje tras quitarle el teléfono a Changjo.
— ¿Qué ha dicho? — L. Joe estaba muy nervioso, más que CAP, si eso era posible.
— Me dado las gracias por la preocupación que mostramos por Chris y se mostró aliviada porque no haya cámaras. — Vio cómo sonreían satisfechos de sí mismos.
— Changjo, dale las gracias a tu noona de nuestra parte. — CAP parecía ahora mucho más relajado y no pudieron evitar sonreír al verlo así.
— Lo haré. — Le aseguró mientras mostraba una gran sonrisa.
— Bueno, y ahora volvamos a ensayar si queremos que las actuaciones salgan perfectas. — Chunji estaba muy animado tras las buenas noticias y eso le dio ánimos para seguir practicando. Los demás asintieron, por lo que salió a buscar al coreógrafo y siguieron ensayando hasta las doce y media. Retomarían los ensayos por la tarde durante un par de horas.

Niel había decidido comer en una de las terrazas de la compañía. Quería estar un rato al aire libre y disfrutando del buen día antes de volver a los ensayos.
— Sabía que te encontraría aquí. —Chin Hae se dirigía hacia él sonriendo mientras llevaba su dosirak y una bebida para comer con él.
— Noona, ¿qué tal estás? — Él le devolvió la sonrisa mientras le hacía un gesto para que se sentase a su lado.
— Cansada, no paran de endilgarme tarea tras tarea sin casi dejarme respirar. Parece que son incapaces de hacer nada por sí solos. — Se sentó en el banco y cerró los ojos suspirando agotada, mientras se masajeaba el cuello y distendía los hombros.
— A ver, date la vuelta y deja te que dé un masaje. — Niel había dejado de lado su comida, lo que provocó que Chin Hae enarcase una ceja.
— Primero termina de comer y luego ya me ayudarás.
— Pero noona...— Niel estaba preocupado porque al verla de cerca veía que tenía unas ojeras que ni el mejor corrector podía disimular.
— Come y luego me ayudarás. Esto no es algo que no haya pasado antes. Hay temporadas así, de repente tienes un montón de trabajo todo a la vez y no hay horas suficientes en el día para hacerlo todo, y luego otras en las que parece un mar en calma. — Su tono resignado no hizo mucho por diminuir la preocupación de Niel. Empezó a comer y durante un momento guardaron silencio hasta que ella lo volvió a romper. — Por cierto, ¿qué tal se os está dando eso de ser padres? Porque por lo que he visto en los programas y lo que he leído, el que gana de calle es Chunji. Parece que él y Amaia están hechos el uno para la otra. — Su tono divertido hizo poner los ojos en blanco a Niel que acaba de terminar su comida.
— Esos dos no se separan ni a sol ni a sombra. Y aunque Amaia no tiene problemas para estar con ninguno de nosotros y portarse de maravilla, en cuanto hyung decide hacer algo, el resto de nosotros desaparecemos para ella y la verdad es que nos gustaría que fuese igual con todos. — Su disgusto era más que patente, pero también sus celos que no se le pasaron por alto a Chin Hae.
— Estás celoso. — Levantó la mano para callarlo, gesto que él obedeció. — Escúchame, estás celoso, admítelo. Te encantaría que la niña fuese así contigo, te gustaría recibir toda su atención y su cariño.
Es una niña pequeña y por lo tanto, con ella no sientes el peligro de quererla y tener que enfrentar el odio de las fans y lo que éstas puedan hacer. Viéndote en el papel de padre, lo que estás haciendo es jugar con sus instintos y darles otra visión de ti. En la niña no ven una enemiga, ven su sueño.
— Como siempre, tienes razón. — Sonrió con resignación ante lo que le había dicho. — Me encantaría ser su favorito, ser al que siempre buscase.
— Tranquilo, todos los niños tienen siempre un favorito, ¿o acaso no fuiste igual de pequeño? ¿No tenías un favorito entre tus padres? Pero eso no significaba que no quisieses al otro.
— De nuevo llevas razón.
— Por cierto, ¿qué tal con Chris? — Chin Hae lo miraba con preocupación al mismo tiempo que él gemía derrotado.
— El otro día en el acuario estuvimos a punto de lograr que se abriese, pero en cuanto aparecieron sus compañeros de clase, todo se estropeó. Noona, no entiendo a los niños. — Estaba empezando a agobiarse y Chin Hae le acarició la espalda para tratar de tranquilizarlo y animarlo. — Mañana a las once tenemos cita con la psicóloga para ver si lo puede ayudar. Y todos esperamos que pueda, porque si no, no sé cómo lo manejaremos, aunque parece que L. Joe va consiguiendo algún pequeño progreso con él.
— Eso es porque L. Joe se ve reflejado en él y sabe cómo hay que actuar o al menos lo intuye, porque cada niño es un mundo, no se sabe cómo pueden encarar las situaciones. Además, a veces los compañeros de clase pueden ser muy crueles y agravar la situación.
— De verdad, si me paro a pensar en todo esto, me da miedo lo que pueda suceder en el futuro cuando quiera tener hijos. Empiezas a comerte la cabeza con todos esos: "Y si..." Hasta que acabas planteándote que la mejor solución sería no tener hijos. — Vio que por el rostro de su noona volvía a pasar una expresión de tristeza, pero fue muy breve y lo dejó descolocado al verla sonreír después.
— Deja de preocuparte. De aquí a que seas padre todavía faltan unos cuantos años y no has madurado por completo. Date tiempo y acabarás deseando tener hijos, a pesar de la enorme responsabilidad que te acarreará el resto de tu vida. Y ahora vamos, dame ese masaje que querías darme antes. — Se giró, pero no se le escapó que volvió a ponerse seria y su mirada se perdía en el vacío, por lo que trató de distender el ambiente.
— Ya sabes, siempre que quieras un masaje avísame. — Su cariñoso la hizo sonreír.
— Mientras que mi novio no se entere, te los pediré. — Y ambos rompieron a reír, porque a pesar de las muchas protestas del novio de Chin Hae sobre el supuesto excesivo contacto físico que tenían, sabía que podía confiar en ellos y aquello se había convertido en una costumbre que los divertía a los tres.



El día de la cita con la psicóloga infantil, no se sorprendieron que al verlos, el pequeño no les prestase mayor atención que a una piedra. Entraron en el edificio una vez estuvieron todos, donde les recibió la secretaria. Allí les hicieron esperar en una sala durante diez minutos hasta que finalmente, les dejaron pasar. Antes de abrir la puerta, les explicó que por norma general, no permitían más que dos adultos en la consulta, pero que la doctora había decidido hacer una excepción durante unos minutos.
Una vez dentro, vieron a una mujer con pequeñas gafas, sonrisa afable y moño. Les animó a pasar, y se dirigió a Zi Yu, preguntándole su nombre. Él respondió en voz muy baja, y ella lo animó a presentarse de nuevo pues no le había escuchado. Tantas veces lo dijo, que al final ni siquiera él se pudo negar a usar una voz clara y limpia para responder.
—No tengo sillas suficientes para los adultos aquí, así que me los voy a llevar fuera, pero quería que te acompañaran hasta aquí. Mientras, ¿te quedarás a cuidarme mi despacho? Mira, aquí puedes pintar.—la mujer le mostró una mesa con sillas infantiles, y hojas y colores. Zi Yu obedeció, alentado con la idea de poder pintarrajear. La psicóloga los acompañó hasta el exterior.
—Sabía que iban a ser bastantes personas, pero no tantas—rió—. Verán, de momento prefiero quedarme yo sola con él ahí dentro. De todos modos, podrán ver cómo avanza la sesión a través de las cámaras de seguridad. Le he dado permiso a mi secretaria para que les muestre lo que va sucediendo. Cuando haya acabado, haré pasar a sus padres.—ninguno puso pega alguna, y la secretaria los acompañó hasta la sala donde verían la sesión.
Pudieron observar, conteniendo el aliento, que la mujer entraba, le agradecía que le vigilase el despacho, y le decía que sus papás y sus amigos habían ido a hacerle un favor, y que ellos dos debían esperarlos allí. Zi Yu se mostró incómodo por ello, así que a la mujer le costó algunas palabras más tranquilizarlo y conseguir que se pusiera de nuevo a pintar. Estuvieron en silencio unos minutos, mientras ella parecía ordenar papeles. De repente, se levantó arrastrando la silla con suavidad y se acercó hasta el pequeño.
—¡Qué dibujos más bonitos! ¿Puedo mirarlos mejor?—él asintió, así que la mujer alargó el brazo y sujetó los dibujos. Eran tres— Vaya, ¿estos son tus padres? Oh... ¿Y estos son esos chicos tan majos que te han acompañado? También hay una niña pequeña. Y éste... ¿eres tú? ¿Pero por qué estás solo?—Zi Yu dejó el color y se removió incómodo en su silla.
—Papá. Mamá.—reclamó. Quería a sus padres, y dejar esa conversación.
—Ahora vendrán. Puedes seguir haciendo estos dibujos tan bonitos, ¿me dejarás quedarme con alguno?—él no dijo nada, tan sólo asintió con un movimiento de cabeza. Así paso alrededor de una hora, sin que nada nuevo sucediera. La secretaria de repente recibió una llamada de la psicóloga, y les dijo que ya podían ir a buscar al pequeño. Entraron únicamente sus padres, y la mujer le pidió a los chicos que mientras, se quedasen con el niño. Cuando los adultos abrieron la puerta, en sus rostros había una mezcla de comprensión, cansancio y esperanza. Nada más verlos, Zi Yu se lanzó en brazos de su madre, momento en que su padre aprovechó para ir a hablar con los jóvenes.
De camino al exterior, les explicó que la psicóloga había dicho que Zi Yu parecía temer, por un lado, quedarse solo.
—A causa del traslado, se ha alejado de sus amigos y otros familiares—el coreano del hombre era perfecto, solo con un pequeño acento prácticamente indetectable. Hasta donde sabían, ambos habían aprendido coreano desde hacía tiempo a causa de su trabajo—, y teme querer a nadie por si tiene que volver a marcharse. Además, siente un poco de envidia de Amaia porque en cambio ella, puede acercarse a vosotros y mostraros su cariño sin problemas... Sabíamos que el traslado iba a ser duro para él, pero...—el hombre no pudo seguir hablando y vieron las lágrimas en sus ojos. La impotencia de saber cuánto debía estar sufriendo su hijo, que a una edad tan temprana ya tenía aquel tipo de pensamientos y sentimientos desesperanzadores, debía ser muy dura.
—Vamos a hacer todo lo posible porque Zi Yu pueda sonreír y ser feliz de nuevo, se lo prometo.—dijo Niel, sabiendo que sus compañeros le darían la razón.


El día de la grabación del cuarto programa llegó. Hacía sol y calor. Los niños aparecieron vestidos con unas gorras y pequeñas mochilas, porque iban de excursión por una montaña. En realidad, se trataba de un parque habilitado de modo parecido a una montaña para que los más pequeños pudieran tener la sensación de irse de caminata. Todo el equipo, Amaia, Zi Yu, los padres y Teen Top se adentraron por el sendero. En realidad, había mucha gente, paseando a sus perros por ejemplo. Los árboles ayudaban a tapar un poco el sol y así, reducir aunque con ligereza, el sofocante calor.
No pasó ni media hora antes de que los niños tuvieran que sacar de sus mochilas las botellas de agua que sus padres les habían puesto como a verdaderos excursionistas, para darles un trago. Siguieron así un buen rato. Bromeaban contentos. En algún momento tuvieron que reñir a Amaia porque se puso a jugar con bichos y coger cosas del suelo que no debía porque a saber con qué podía encontrarse, sin embargo ella obedeció del todo a la tercera vez. Sólo era que le gustaba explorar.
A la hora de comer, sacaron sus bocadillos. Amaia se sentó en el regazo de Chunji, mientras Zi Yu optaba por la silla, a pesar de que todos le ofrecieron su regazo. La psicóloga les había dicho lo que le pasaba, pero la solución que les había dado era, simplemente, que fueran poco a poco para que él, al fin, no pudiera evitar dejar caer sus defensas.
Comieron con tranquilidad y charlando divertidos. El primero en acabar fue Zi Yu, quien preguntó a sus padres en chino si podía caminar un poco. Ellos aceptaron, pero le dijeron que no se alejase demasiado y que enseguida acabarían de comer. Él asintió antes de comenzar a caminar para dar una vuelta alrededor.
—Voy a ver que no se pierda.—dijo L. Joe al verlo comenzar a alejarse. Niel le acompañó. Intentaron mantenerse alejados y sin hacer notar su presencia, por lo cual en algún momento perdieron de su campo de visión al niño unos segundos. Fue una de esas veces cuando se lo encontraron intentando escalar a un árbol. Corrieron hasta él para detenerlo, pero el pequeño se cayó al suelo. Prácticamente se lanzaron sobre él al verlo y comprobaron que no se hubiera hecho nada.
—No me duele nada.—por suerte, no había caído de mucha altura, alrededor de metro y medio, y se levantó como si nada le hubiera pasado. De todos modos, L. Joe se agachó frente a él y le instó a subirse a su espalda
—Tenemos que ir a que te visite un médico.
—No me duele nada—insistió el crío, frunciendo el ceño, molesto—. Y no voy a marcharme.
—Zi Yu, por una vez, haznos caso.—le pidió Niel, endureciendo un poco la voz.
—¡¡No voy a marcharme!!—y elevó la vista en el preciso momento que escucharon un suave sonido provenir de lo alto del árbol. Los dos chicos lo imitaron, y un gato se dejó ver entre las ramas y hojas.
—No puede ser...—musitó L. Joe— ¿Es por esto?—Zi Yu no respondió— Querías...quieres bajarlo.
—Hyung, lleva a Zi Yu con sus padres y que vayan al médico. Intentaré bajar a ese gato...—L. Joe fue a hacer caso a su compañero, diciéndole que esperase a que enviase alguien allí antes de subirse, pero el niño seguía negándose en redondo a marcharse.
—Escúchame, Zi Yu—L. Joe se puso a su altura y lo cogió suavemente de los hombros—. Te prometo que bajaremos a ese gato. Pero a cambio, tú tienes que ir con tus padres. Queremos asegurarnos de que no te hayas hecho absolutamente nada, ¿entiendes? Te has caído de espaldas desde el árbol. Estamos preocupados—a pesar de todo, el pequeño dudó un poco. Al fin asintió y se encaramó a la espalda del rapero—, ¡enseguida volvemos, Niel!
L. Joe no tenía mucha fuerza, pero mantuvo un trote suave y rítmico hasta reunirse con el resto y ponerlos enseguida al corriente. Los padres le pidieron que no se preocupara, que no parecía tener ningún daño y que eso eran cosas de niños, mas de todos modos decidieron acudir al médico para sacarle a los jóvenes el susto de encima.
— Te llamaremos cuando bajemos al gato, Zi Yu.—y dicho esto, L. Joe volvió donde Niel, mientras Chunji y Ricky se quedaban con Amaia y algunas cámaras, y el resto del grupo y equipo de grabación iban hasta donde estaba Niel.
Cuando llegaron, C.A.P subió a sus hombros a Niel, que se puso de pie mientras L. Joe le sujetaba las piernas. Estirándose, logró coger al gato el cual se removió furioso y asustado, maullando con fuerza. El joven pensó que ambos se caían, pero se forzó a cogerlo con todas sus energías hasta, que sin saber ni siquiera cómo, ambos estuvieron en el suelo a salvo.
—Lleva collar.—anunció a sus compañeros.
Lo primero que hicieron fue llamar al número de teléfono que había inscrito y al poco rato apareció una mujer con el rostro lleno de lágrimas y deshaciéndose en agradecimientos por encontrar a su pequeño, al que llevaba buscando todo el día. Al parecer, lo había llevado hasta allí en una canastilla para dar una vuelta, y aunque por norma general era un gato tranquilo, debía haber visto una mariposa o un pájaro y había saltado a por ella. Cuando la mujer quiso darse cuenta, ya no lo encontraba y nadie en la ruta parecía haberlo visto. Antes de llevárselo, les dejó hacerle una foto que enviaron desde el móvil a los padres de Zi Yu.
Saliendo del hospital y de vuelta a casa, tras sólo pequeñas curas de arañazos sin importancia, lo vieron. Cuando le mostraron la fotografía al pequeño, éste sonrió aliviado y se quedó mirando la imagen, y a los jóvenes sonrientes que le saludaban en ella. Cuando el padre del pequeño les escribió para decirles que estaba bien y agradecerles lo que habían hecho, también les comentó que posiblemente, aquel gesto había hecho que se ganaran un poco más de confianza por parte del niño.



Cuando llegaron a casa, todos estaban agotados. No es que hubiera sido un día pesado después de la grabación, pero el susto les estaba afectando entonces, sobre todo a Niel y L. Joe. El primero decidió irse a dormir sin cenar ni nada después de pegarse una ducha, mientras que el segundo después de mucho pensarlo, le dijo a los demás que iría a pasar la noche fuera. No se opusieron, sin embargo el líder le advirtió que a las ocho y media de la mañana siguiente debía estar puntual en el piso, pues irían a buscarlos para grabar un programa con otros grupos. Sabía lo que le costaba despertarse, por eso le advirtió. L. Joe sonrió divertido y le dijo que no se preocupara, que no tendrían que esperar por él.
Se hizo la mochila y salió por el aparcamiento, pues allí las fans no podían esperarlos y era más fácil evadirlas, y cogió el metro.
Fue hasta la sauna en el barrio de siempre, con la esperanza de poder encontrarse con los hermanos de nuevo, aunque él se dijera a sí mismo que no era así. Pero conocerlos le había resultado extraño y agradable, y el no haberse podido despedir de ellos debidamente le resultaba descorazonador.
Llegó, se bañó y cenó, sin dejar de mover la cabeza a un lado y otro por si los veía. Suspiró decepcionado al irse a dormir y no encontrar ni rastro de ellos. Justo cuando estaba estirándose, un sonido amortiguado llegó hasta sus oídos. Lo identificó enseguida como un llanto amortiguado por la almohada. Se removió inquieto, intentando ignorarlo, pero a la vez, preguntándose si no podría hacer él nada por la persona que sufría. Optando por esto último, se levantó y se guió por la voz, hasta encontrar a alguien boca abajo, con todo el cabello desparramado y tal como había supuesto, hundiendo el rostro contra la almohada. En el cubículo contiguo al suyo había un niño durmiendo plácidamente.
Y, aunque no lo hubiera visto, con el rostro hacia su lado, la boca ligeramente abierta y un rastro de paz y tranquilidad mientras su pecho subía y bajaba con suavidad, había reconocido a la muchacha a la primera. Se quedó inmóvil, sin saber qué hacer, ¿en qué momento creyó que él sería de utilidad a quien quiera que estuviera llorando? Se le estrujaba el corazón escuchándola y el estómago se le removió. Se puso de rodillas junto a la cabeza de la chica, y antes de darse cuenta de lo que hacía, le estaba acariciando el cabello. Cho Hee se sobresaltó y levantó la cabeza, con sus ojos oscuros inundados de lágrimas y rojos, igual que sus mejillas.
 L. Joe entreabrió ligeramente la boca, sorprendido, a la vez que ella se levantaba del todo evitando golpearse la cabeza con el bajo techo del cubículo y salía de él, restregándose con violencia el brazo por los ojos. El chico se los agarró, impidiéndole seguir antes de que se hiciera daño. Utilizó toda su fuerza para mantenerla así, y Cho Hee comenzó a hipar mientras contenía las lágrimas. No sabía qué le ocurría, pero estaba sufriendo, rota, triste, dolorida. Y él, a pesar de que en realidad no eran más que desconocidos, quería ayudarla. Sabía lo que era sufrir en soledad, llorar por las noches sin que nadie lo supiera. No podía permitir que esa pequeña, delicada y melancólica muñeca llorase en soledad.
La acercó hasta él. La estrechó con suavidad, y Cho Hee intentó zafarse durante unos instantes, pero se dio pronto por vencida. Apoyó la cabeza en el hueco de su cuello, le pasó los finos, aunque fuertes brazos por la espalda y se aferró a su camiseta, desatando el llanto de nuevo. Estuvieron así de pie, abrazados mientras la gente los observaba con curiosidad al pasar durante unos segundos, ignorando el resto del lugar, sin escuchar los sonidos que llegaban hasta ellos. Él ni siquiera recordaba quién era y lo que podría pasar si le descubrían. Podría haber aguantado abrazándola toda la noche y parte de la mañana siguiente si hiciera falta, pero Cho Hee se soltó y lo empujó ligeramente para retirarse cuando ya parecieron no quedarle más lágrimas. Él se notó el cuello de la camiseta húmedo y pasó sus largos y finos dedos por el lugar, antes de dirigirlos al rostro de ella.
—Voy a ir a buscarte algo de beber—susurró, mientras le secaba el rastro de lágrimas con ternura y suavidad—, y después iremos a dormir, ¿de acuerdo? Necesitas descansar, o cuando tu hermano se despierte, no tendrás fuerzas para atenderlo.
—Yo…—comenzó a decir ella, apartando el rostro y alejándolo de sus manos. Estaba incluso más sonrojada que mientras lloraba, sin saber dónde posar la mirada. Se sentía perdida, confusa, avergonzada, enfadada… lloraba sola para que nadie la descubriera, pero él lo había hecho y no sólo eso, la había consolado. Cho Hee era como un libro abierto ante él en aquellos momentos— Lo siento. No te molestes… ¿por qué lo has hecho?— se llevó la menuda mano a la boca, tapándosela— No, es decir, yo…
—Voy a buscarte algo de beber.—repitió, dándole la espalda. No era bueno tratando a las personas. No sabía qué decirle. Quizá debería ser él quien se disculpase por interrumpir en su tristeza y soledad, por entrometerse cuando ella no quería que sucediera. Pero no podía abandonarla a su suerte. Dejarla sufriendo, a pesar de saber que lo hacía. Prefería que ella estuviera enfadada con él por inmiscuirse, que sufriendo en soledad.
L. Joe compró una botella de agua con el dinero que por suerte llevaba en el bolsillo del pantalón  y se la llevó. No quería arriesgarse con ningún refresco por si no le gustaban. Pidió que le dejasen un bolígrafo y un papel. Cuando llegó, se la encontró sentada dentro del cubículo con las piernas cruzadas y restregándose los ojos suavemente, esta vez de cansancio. Le dio la botella y la nota escrita.
—Buenas noches, Cho Hee. Espero que duermas bien.—sabía que ninguno de los dos iba a descansar esa noche. Pero al menos, la próxima vez que quisiera llorar, si decidía no hacerlo en soledad y quería hablar con alguien, tendría su número a mano por si decidía llamarlo.


CONTINUARÁ...



miércoles, 17 de julio de 2013

[Teen Top] TO YOU: Capítulo 3

Por @Ari2pmam y @Jeannelok


No sacar ni publicar en otro lugar sin permiso de la autora y los respectivos créditos.

TO YOU


Capítulo 3

Ese día la grabación comenzaría a las nueve de la mañana, por lo que ellos llegaron al acuario media hora antes de que comenzase. Diez minutos después de llegar ellos, llegaron los niños y tanto Amaia como Zi Yu venían medio adormilados. Los padres les saludaron amigablemente mientras intentaban desperezar a los críos, diciéndoles que iban a pasárselo muy bien. No fue hasta que Chunji se acercó a ellos y les habló, que la niña dejó de frotarse los ojos y se dignó a abrirlos del todo. Diligentemente, tendió su mano hasta el chico, quien probó, en vano, conseguir lo mismo con el niño.
Una vez estuvo todo el equipo preparado, fueron hasta la entrada del acuario. Nada más entrar, Amaia tiró de la mano de Chunji para ir a mirar una de las peceras, mientras Zi Yu se mantenía mirando asombrado hacia todos lados. Sin embargo, en cuanto intentaban preguntarle si tenía preferencia por mirar alguna cosa, volvía a cerrarse en banda.
Tras una hora correteando de un lado al otro, y haciendo confundir sobre quiénes eran realmente los niños, si ellos o los dos pequeños, les preguntaron si querían algo de beber, y esta vez, como si fuese un milagro, hasta Zi Yu les respondió afirmativamente. Sintiéndose héroes por ese pequeño avance, fueron a pedir algunas bebidas.
–¿Si te bailamos un poco de nuestra canción, nos las darás gratis?–suplicó Ricky, siguiendo lo que prácticamente, parecía una tradición entre los ídolos: conseguir descuentos o cosas gratis regalando bailes o haciendo monerías.
La chica no se hizo de rogar en cuanto el muchacho le puso pucheritos, y disfrutó de un corto, pero intenso, baile por parte de Teen Top, que pronto se transformó en una danza estúpida que arrancó las risas de todo el mundo alrededor.
Así fueron pasando el día de grabación, entre peces y risas. Les pusieron una ligera misión en la cual acabaron con las caras pintadas como peces y Amaia riendo de lo lindo. Antes de acabar, pasaron por la tienda de regalos. Era inmensa, y se divirtieron probándose todo tipo de sombreros y semejantes.
–¿No creéis que esto le quedaría muy bien a Zi Yu?– preguntó Changjo, sosteniendo uno de los sombreros entre sus manos. Todos entendieron la pregunta oculta que había tras esas palabras.
–Podemos probar...–musitó Niel, mirando al pequeño de reojo. Fue L. Joe quien le arrebató de las manos el objeto, y se armó de valor tras tragar aire. Fue hasta el pequeño y se arrodilló ante él. Incluso Amaia se volvió a verlos, expectante por la reacción de su amigo.
–Zi Yu... ¿no te gustaría llevar este bonito sombrero? ¡Seguro que te sentirás como un pez en el agua!–el pequeño lo miró tímidamente, inseguro. Parecía plantearse si de verdad sería bueno aceptar aquel regalo. Cuando L. Joe ya iba a darse por vencido, él alargo sus pequeños brazos y extendió las manos para recibir el regalo.
A Ricky se le escapó un grito de alegría y para disimular, se dio la vuelta. Justo cuando L. Joe iba a acariciar la cabeza del niño, sintiendo que poco a poco hacían algunos avances, escucharon una voz infantil llamándolo. Zi Yu se volvió en busca de quien lo llamaba y unos niños que parecían tener su edad se les acercaron.

Intentaron hablar con él, pero nada más verlos el pequeño se mantuvo callado y con la cabeza baja. L. Joe se sorprendió cuando notó que le cogía débilmente de la camiseta, casi como un grito de socorro. Ante su reacción, los niños se comenzaron a quejar de que siempre actuaba igual.
Nada más escucharlos, C.A.P se dirigió al cámara y le pidió que no grabase aquel momento. Después, Niel se arrodilló junto a los pequeños. Mirándolos con una sonrisa en la boca, pero con ojos severos, les dijo que sus palabras no habían sido muy amables.
—¡Pero es que él siempre quiere estar solo!–Niel iba a responder de nuevo, por suerte los padres de los niños al fin hicieron acto de presencia y se disculparon, alegando que se habían despistado un momento mientras compraban algunos regalos. Se llevaron de allí a los niños, quienes eran con toda seguridad, compañeros de colegio de Zi Yu. El niño, sin mediar palabra, les dio la espalda tirando al suelo el regalo que iban a hacerle y se lanzó en brazos de su padre, mientras la madre miraba a los chicos apenada por lo que acababa de suceder.
L. Joe recogió el muñeco del suelo, pensando lo que todos sus amigos: el pequeño avance que habían realizado, acababa de irse al garete. Pero, de todos modos, ahora sabían que quizá Zi Yu algún día tendría ganas de confiar en ellos y abrirse.
Cuando salieron del acuario iban cabizbajos, en silencio y pensativos, actitud que todos mantuvieron hasta que llegaron a casa.
— Creo que lo mejor que podemos hacer es poner en común lo que nos hayan dicho nuestras noonas. — Niel los miraba serio, no estaba de humor y lo mismo les pasaba a los demás, el pequeño avance que habían estado a punto de lograr se había ido al garete.
— Tienes razón, lo mejor será que nos sentemos y veamos qué conseguimos. — L. Joe los miró para ver si aceptaban y obtuvo un asentimiento de cada uno de ellos, por lo que fueron al salón y sentándose en los sofás esperaron a ver quién era el primero en hablar.
— Mi noona me dijo que aunque nos preocupemos por él, lo animemos y tengamos paciencia, eso puede resultar más perjudicial, porque puede sentirse presionado y que lo mejor sería buscar un psicólogo infantil que lo ayudase a solucionar el problema.— Changjo esperó que los demás no se escandalizasen por eso, pero vio que se tomaban la idea en serio, aunque fue Chunji el primero que dijo algo.
— Cuando los sunbaes de MBLAQ hicieron el "Hello Baby", recuerdo que tuvieron muchos problemas con una de las niñas, Dayoung, creo que se llamaba. La llevaron a una psicóloga y pudieron ver cómo la niña se sinceraba con ella. Gracias a eso pudieron solucionar los problemas y hacer que la niña no se sintiese tan apartada, y la impotencia que ellos sentían también desapareció, logrando desarrollar a partir de entonces una buena relación.
— Pero para eso tendremos que contar con el consentimiento de los padres. — Ricky sacó el asunto en el que ninguno había pensado. — No es nuestro hijo, sino el hijo de otros y por lo tanto no podemos tomar esa decisión tan importante sin consultarles antes. — Ante eso, los demás rezongaron desesperados, pero otra vez Niel acudió al rescate.
— No sabremos si podremos intentarlo a menos que hablemos con ellos. Tenemos que conseguir su número de teléfono, reunirnos con ellos y ver qué logramos.
— Si llamamos a nuestro mánager puede que él consiga que podamos ponernos en contacto con ellos. — CAP vio ante eso un salvavidas, porque lo estaba pasando muy mal ocupándose de los críos, aunque con Amaia no es que tuviese mucho trabajo, la verdad. Cogió su móvil y llamó a su mánager para ver qué podía lograr, mientras los demás esperaban expectantes. — Hyung, soy Min Soo, oye, ¿podrías conseguirnos el número de teléfono de los padres de Chris? Querríamos hablar con ellos de un tema antes de la siguiente grabación... Está bien, si lo consigues, avísanos. — Y tras eso colgó, dejándolos otra vez en silencio mientras esperaban noticias.
Mientras esperaban noticias, Chunji cogió su tablet y se puso a buscar cosas sobre ellos y el programa. Había muchísimas imágenes pero al entrar en el fancafé sonrió divertido y su ego sufrió un gran empujón.
Todas las fans destacaban la gran química que tenía con Amaia, la bonita pareja que formaban y cómo ambos estaban siempre pendientes del otro. Decían que por lo poco que habían visto, el papel de padre no se le daba nada mal.
— ¿Se puede saber qué te hace sonreír así? — Changjo fue el primero que se percató del cambio en Chunji y éste no pudo evitar mirarlo con la sonrisa de oreja a oreja.
— He entrado en el fancafé a ver qué dicen las Angels sobre el primer programa, y no es por nada, pero soy el que mejor parado sale. — Su evidente satisfacción, más su tono y mirada de suficiencia hizo que los otros se molestasen, pero antes de poder quitarle la tablet para ver si lo que decía era verdad, sonó el teléfono de CAP, que se apresuró a cogerlo.
Era un mensaje de su mánager con el número de teléfono de los padres de Chris, a lo que se añadía un consejo: "Manejad bien este asunto y no creéis problemas."
CAP les dio las buenas noticias y todos respiraron aliviados.
— Y bien, ¿quién hará la llamada? — De nuevo Ricky enfrentándolos a una gran pregunta.
— Min Soo hyung, tú eres el mayor y el líder, así que deberías ser tú. — La opinión de Changjo horrorizó al líder, que empalideció ante esa sugerencia.
— No, no, no, yo no puedo encargarme de algo tan delicado, bastante tengo con no salir corriendo cuando veo a los niños. — Esa protesta no pudo evitar hacerlos sonreír, porque era una gran verdad, CAP seguía aterrorizado por los peques.
— Está bien, ya me encargaré yo. — Un resignado Niel se puso a buscar su teléfono mientras les decía esto y los demás respiraron aliviados. — Hyung, pásame el teléfono para ver el número. El teléfono fue pasando de mano en mano hasta que le llegó. Le vieron marcar y esperar a que contestasen.
— ¿Diga? — La madre de Chris había contestado al teléfono.
— Buenas tardes, soy Niel, hemos conseguido su número a través de la cadena de televisión porque nos gustaría consultarles algo.
— Sí, claro, adelante, ¿de qué se trata? — La voz de la madre sonaba recelosa.
— Verá, nos gustaría saber si podrían reunirse con nosotros mañana por la mañana en nuestra empresa, nos gustaría hablar esto cara a cara. No se preocupe, no tenemos quejas de Chris, sólo queremos ayudarlo y se nos había ocurrido algo, pero para eso necesitamos su consentimiento.
— Está bien, si me das la dirección y la hora nos reuniremos allí con vosotros. — Niel le dio la dirección, preguntándole si les vendría bien a las diez de la mañana para que Chris no tuviese que madrugar demasiado. La madre aceptó y se despidieron hasta el día siguiente.
— ¿Y bien? — L. Joe era el que más nervioso estaba y a ninguno se le escapó.
— Ha aceptado pero aunque no lo ha dicho le ha preocupado la llamada. — Niel se quedó en silencio mirando su móvil, pensando en qué pasaría al día siguiente.
— Bueno, ahora sólo queda esperar a ver qué nos dicen los padres. — Chunji aceptó la situación sin pensar más en ella. Bastante tendrían mañana cuando les contasen la idea.
— Será mejor que nos pongamos a hacer algo, porque como nos quedemos aquí sentados dándole vueltas al tema, enloqueceremos. — CAP quería escapar de aquello, se le veía agobiado, por lo que los demás le dieron la razón y dejaron aparcado ese tema, para dedicarse a otras cosas que los mantuviesen distraídos hasta el día siguiente.

A las diez de la mañana los padres de Chris acompañados de su hijo llegaron a la empresa y los seis estaban en recepción esperándolos. Les sonrieron cuando los vieron y se saludaron.
— Bienvenidos y gracias por aceptar reunirse con nosotros. Iremos a una sala de reuniones para hablar con tranquilidad y sin que nadie nos moleste. — De nuevo Niel se había hecho cargo de la situación, mientras que los demás saludaban a Chris, aunque éste no estaba muy colaborador, pero ellos no se desanimaron.
Y así todos se dirigieron a la sala de reuniones que estaba en el primer piso.
— Si no les importa me llevaré a Zi Yu a recorrer la empresa mientras hablan con mis compañeros y así no se aburrirá. — L. Joe no paró de sonreír mientras decía esto y no quitaba ojo de Chris. — ¿Te gusta la idea? — El niño asintió, se acercó a él y salieron de allí.
— Verán, queríamos reunirnos con ustedes porque se nos había ocurrido la idea de llevar a Zi Yu a un psicólogo infantil para que lo ayudase a adaptarse a la nueva realidad que está viviendo. — Niel les sugirió la idea con el mayor tacto posible, mientras los demás los miraban expectantes.
— ¿Un psicólogo? — El padre fue el primero en recuperarse.
— Verán, en una edición anterior del programa hubo un caso parecido, una niña, y tras llevarla la mejora fue espectacular. Es algo que se debe intentar, ¿no creen? — Los padres los miraron dubitativos, se miraron entre ellos y tras un momento fue la madre la que habló.
— Con toda sinceridad, pensamos que traerlo al programa le resultaría muy beneficioso. Que le ayudaría a mejorar su ánimo y en su comunicación, así que cualquier ayuda será bien recibida, ¿conocéis algún psicólogo infantil que pueda sernos de ayuda?
— Conozco a una pediatra que nos puede ayudar en eso, es de total confianza, no teman. — Changjo les sonrió para darles seguridad.
— Está bien, lo dejamos en vuestras manos y esperamos que Zi Yu pueda volver a ser el niño de antes. —Los cinco se pusieron en pie, formaron una línea y les hicieron una reverencia.
— Muchas gracias por confiar en nosotros. Nos esforzaremos para que nuestro hijo vuelva a ser como antes. — Ante eso, los padres de Zi Yu no pudieron evitar sonreír divertidos.
— Bien, ahora sólo queda encontrar a L. Joe y a Zi Yu. — CAP estaba intrigado por dónde podría haberse llevado al niño y salieron todos juntos para ir a buscarlos.

No tardaron en hallarlos. Tal y como supusieron, se había llevado al niño a la sala más interesante de la compañía: la sala de grabaciones. Incluso ellos, la primera vez que habían pisado ese lugar, se quedaron impresionados. Niel se acercó hasta el panel, y a través del cristal que había justo encima llamó la atención de su compañero, que le estaba colocando los cascos a Zi Yu. Se fijó en que el pequeño se debatía entre mantener su estado apático, y la emoción de encontrarse en ese lugar. Era un mundo nuevo y diferente para un niño pequeño, incluso aunque estuviera acostumbrado a que le rodeasen las cámaras.
Al verlos, L. Joe salió, dejándolo emocionado con el material. Teniendo en cuenta cómo era y el cuidado con el que cogía los cascos, sabía que no iba a romper nada.
—¿Cómo ha ido?—le preguntó a su compañero, invitando a los padres a ir al lado de su hijo mientras éste se distraía.
—Bien, han dado el visto bueno. Pero y tú… ¿qué tal?
—No me ha hablado, pero creo que se le han caído un poco las defensas al entrar aquí, ¿has visto cómo le brillan los ojos?—preguntó el chico, sonriendo feliz y haciendo que sus ojos se convirtieran en sólo dos pequeñas líneas sobre su rostro.
—Podríamos grabar el programa siempre aquí, si tan bien va.—bromeó Chunji, en el preciso momento en que los padres aparecían con el niño de la mano.
—Nosotros nos vamos ya—anunció el padre—. En cuanto queráis quedar para… eso, avisadnos.
—Muchas gracias.—Sintonizados incluso sin decirlo, cuando C.A.P dijo esto, todos les dedicaron una reverencia. La madre de Zi Yu les sonrió con dulzura.
—Gracias a vosotros. Os estáis interesando por nuestro hijo sin cámaras delante… Vuestra preocupación es sincera, y eso nos hace admirar todavía más a unos chicos tan jóvenes como vosotros.— Recibieron los halagos con vergüenza. Los acompañaron hasta la salida, y una vez se alejaron, fueron a ensayar, pues por la tarde tenían que ir a un programa y actuar. Le dejaron a Changjo el papel de ir a hablar con su amiga pediatra para que lo pusiera en contacto con un buen psicólogo infantil.



Cuando llegó la noche, lo primero que hizo Changjo fue ponerse en contacto con Hee Young. Después de una breve conversación, fue nuevamente hasta el piso de la chica. Cuando llamó al timbre, escuchó unos pasos, un golpe, unas quejas y al minuto y medio, por fin le abrían la puerta. Hee Young llevaba puesto un delantal manchado de tomate y las cejas fruncidas, demostrando su enfado.
—Eres de lo más inoportuno.
—Y eso que acabamos de hablar, ¿de quién es esa sangre?—Bromeó. Ella le sacó la lengua antes de invitarlo a pasar.
—Iba a hacerme una cena sencilla, pero ya que venías quería hacerte algo diferente de cenar. Sí, me da igual tu régimen, pero… la he liado un poco.—Changjo se echó a reír, pues no sabía cómo demostrar la felicidad que acababa de sentir al escucharla. Que ella, que normalmente tenía dificultades para hacer un huevo frito tuviera aquel detalle, era sin duda entrañable.
—A ver, déjame ayudarte…—Se acercó hasta la cocina, y siguió riendo al ver el estropicio que había montado. Hee Young le dio un golpe en el hombro acompañado de una protesta. Changjo fue hasta un cajón y cogió un trapo, lo mojó y se puso a limpiar— Mira que tener a un cantante limpiándote la cocina… no puedes quejarte, ¿eh?
—¡Luego te pago!—bromeó ella.
—¿Pero me pagarás como yo quiero?—puso un tono de voz ronco y sensual, ganándose otro golpe.
—A ver si aprendes a respetar a tus mayores, ¿crees que vas a hacer que me derrita usando ese tonito de voz medio pornográfico?
—Sé que te gusta que lo ponga, admítelo.—Dijo él, todavía limpiando.
—Lo mismo que escuchar cómo arañan una pizarra.
—Tus gustos son muy extraños, noona…—y siguieron metiéndose el uno con el otro mientras el chico limpiaba y ella terminaba de cocinar. Quince minutos más tarde estaban sentados ante la comida, que olía bastante bien a pesar de que su aspecto dejaba bastante que desear. Por suerte, el gusto seguía el camino del olor.
Changjo puso al corriente de todo a su noona mientras comenzaban a cenar. Ella fue asintiendo con la cabeza mientras escuchaba.
—Sí que tengo un colega que os puede ayudar. Le pediré y te aviso.—él asintió con la cabeza, acabando de comer.
—¿Me vas a dar algo de postre?
—¿Todavía tienes hambre? Déjame mirar si tengo algo en el congelador…
—¡Puedes ser mi postre!
—Te estás ganando una buena, enano. No me hagas ir a buscarte el chupete, eh.—Hee Young fue hasta el congelador y cuando estaba sacando un helado, notó los brazos de Changjo alrededor de su cintura. Él se regocijó al notar que el cuerpo de la chica se tensaba ante el contacto, a pesar de que intentase disimularlo. Apoyó la nariz en su nuca y olió el aroma de su cabello.
—Algún día me tomarás en serio.
—Algún día te sacaré por la ventana. Cuando te pones así de pasteloso, cariñoso y sobón no hay quien te aguante, ¡antes no eras así!
—Supongo que he crecido.—Dijo sonriendo ampliamente, sin soltarla. Hee Young se vio obligada a ir a por un plato arrastrando a Changjo, que se divertía mucho con la situación. Cuando logró que la soltase, fue sólo porque le puso el plato con un pedazo de helado sobre la mesa y él se sentó a devorarlo feliz.
—Todo eso que me dices y al final, me gana un helado.
—¡Es que él no se me resiste!— Dijo suspirando antes de echarse a reír. Sin poder seguirle más el juego, Hee Young se sentó y apoyando la cabeza entre las manos, contempló complacida cuán alegremente comía su donseng.


La grabación del tercer programa llegó y fueron al parque de atracciones del Lotte. Aunque éste era diferente a los demás, porque tiene atracciones bajo techo y al aire libre, así como una pista de patinaje.
Una vez allí, las Las fans no tardaron en rodearlos y sacarles fotos a mansalva, por suerte respetando los límites para no resultar agobiantes.
Amaia estaba emocionada, mientras que Zi Yu seguía mostrándose reservado, aunque estaba fascinado por todo lo que veía y a ninguno se le escapó.
Niel y Chunji tenían agarradas las manos de Amaia mientras la niña saltaba una y otra vez y ellos la ayudaban a levantarse sin caerse. Era el tercer día de grabación, y la emisión de los dos primeros episodios había ido muy bien. Chunji seguía siendo el que se llevaba la mejor parte en las críticas por su relación con la niña, y no era para menos dado que al uno se le caía la baba con el otro.
Primero llevaron a los niños al carrusel, donde la pequeña rió emocionada mientras daban vueltas y el niño se aferró con fuerza, sin poder disimular una sonrisa. Todavía no habían podido hablar con el psicólogo, pero Changjo les había comentado que seguramente para el fin de semana ya tendría su número de teléfono.
Estuvieron de atracción en atracción, disfrutando viendo a los dos pequeños pasárselo bien, incluido Zi Yu que sin percatarse, buscaba la mano de L. Joe para agarrarse de él y que lo llevase. Así pasaron el rato, deteniéndose a comer algunas chucherías con el permiso de los padres. Se lo estaban pasando tan bien, que las horas volaban. Ya quedaba sólo media hora para acabar la grabación, y decidieron montarse en el tren aéreo que circulaba por dentro y fuera del parque, desde el cual se podía ver a otros críos reírse sin parar.
Se pusieron a la cola y poco después estaban abrochándose los cinturones. No hubo discusiones al decidir quién se sentaba con los niños. Antes de hacer que Zi Yu volviera a recluirse en sí mismo, preferían seguir como habían estado hasta entonces.
El tren se puso en movimiento con lentitud, y L. Joe, una vez ascendieron lo suficiente, le dijo al pequeño que mirase lo pequeñas que se veían las personas. Aunque no recibió respuesta, el rostro del niño habló por sí solo demostrando que estaba maravillado al ver cómo la gente se volvía minúscula a medida que subían. De repente, haciendo que se distrajera y apartase los ojos que tenía clavados en el niño, Amaia se puso a gritar. A su lado, Chunji le paso una mano alrededor y le preguntó qué le pasaba. A pesar de ir despacio, era difícil poder atenderla sentados y atados, por lo que se dio cuenta de que, frente a él, su compañero estaba pasándolo muy mal.
    Amaia siguió gritando y llorando el resto del trayecto, diciendo que tenía miedo y quería bajarse. Cuando pisaron suelo, Chunji la acunó en brazos intentando calmarla en vano. Ella pataleó y pidió que la bajase, llamando a sus padres, quienes tampoco lograron calmarla por mucho que probaron.
    –Nunca se había subido tan alto, debe haberse asustado.– Explicó la madre, mientras acariciaba la cabeza de la pequeña. Su llanto era desesperado y Chunji sentía que se le estaba contagiando.
    –Amaia...– Se volvieron sorprendidos al escuchar la suave voz de Zi Yu mientras se acercaba a su amiga y le daba la mano. – Ya ha pasado, ya estamos en el suelo, ¿ves?– Aunque el niño entendía ya perfectamente el coreano, le costaba un poco expresarse y lo hizo de manera lenta y torpe, pero sin duda, tierna. Se agachó mientras hablaba y dio unos golpes en la tierra, demostrándole a Amaia que ya no podía sucederle nada. – No llores más, por favor.– Le pidió, logrando que, poco a poco, el llanto de la pequeña remitiera. El primero en reaccionar fue L. Joe, que se puso a la altura de los pequeños y felicitó al niño por ser tan buen chico. Chunji, sin poder resistirse más y sintiendo que el corazón se le había detenido unos instantes, se agachó también y abrió los brazos, a los cuales Amaia acudió sin pensarlo y esta vez se dejó achuchar y querer sin quejas.

Continuará...

Imágenes extraídas de @tumblr, google imágenes

miércoles, 10 de julio de 2013

[Teen Top] TO YOU: Capítulo 2

Por @Ari2pmam y @Jeannelok

No sacar ni publicar en otro lugar sin permiso de la autora y los respectivos créditos.

TO YOU


Capítulo 2


Era de noche y regresaba solo al apartamento. No estaba asustado ni preocupado por eso, sino de por cómo iba a esquivar a las posibles fans que se encontrarían esperando frente al edificio.

Al llegar, sus temores se confirmaron. Dado que estaba en boca de todo el mundo que ya habían grabado el primer episodio del “Hello Baby”, las fans se acercaban con más asiduidad para demostrarles su apoyo como padres primerizos y había más que de costumbre. Se quedó quieto en la esquina. Iban a reconocerlo. Como hacía calor, su única manera de pasar desapercibido era la gorra, y de todos modos sus fans solían reconocerlos aunque llevasen pasamontañas. Suspiró agobiado. Estaba demasiado cansado como para arriesgarse, ¿en qué maldito momento se le ocurrió quedarse ensayando solo más rato?

Podían ser fans tranquilas, estar únicamente para verlos, animarlos y darles sus regalos. Sin embargo, y dado la hora de la noche que era, lo dudaba. Serían efusivas, y no tenía el cuerpo para soportarlo. Decidió dar media vuelta, llamar a sus compañeros e irse a dormir a algún otro lugar, a pesar de que lo más lógico hubiera sido pedirle al mánager que lo entrase por el aparcamiento. 

Cogió el metro, bastante vacío a esas horas, y se bajó sólo una parada después. No era la primera noche que pasaba en la sauna jjimjilbang del barrio. No era un lugar concurrido por gente joven, y si lo hacían era en parejas así que no le prestaban atención. Además, era barato. La mujer de siempre lo saludó afablemente. Le dio la ropa azul típica de camiseta de manga corta y pantalones también cortos, y él fue directo a darse un baño. Llevaba todo el día ensayando, así que estaba empapado en sudor. Se metió en el agua templada, que su cuerpo desnudo recibió con amabilidad. Se sentó, notando y agradeciendo el efecto masaje que ejercía el líquido sobre sus agotados miembros. Media hora más tarde decidió salir e ir a la cafetería para cenar algo antes de que la cerrasen.

Como había supuesto, no había mucha gente allí. Vio a un par de niños corretear persiguiéndose y a sus madres riendo cerca. Pidió algo de cenar. Estaba hambriento, así que se puso a devorar el primer plato nada más tocó la mesa. La mujer que le sirvió sonrió contenta ante su voraz apetito.

Mientras comía, entró una chica joven acompañada de un niño. Automáticamente, se hundió en su asiento, deseando que la desconocida no tuviera ningún tipo de interés o conocimiento sobre cantantes coreanos. La miró de reojo, percatándose de que tenía síntomas de falta de sueño. Ambos, el niño y ella, se sentaron y pidieron comida. La mujer estuvo hablando amigablemente con ella antes de servirles. Se notaba que se conocían.

Cuando se alejó, y ella giró la cabeza, sus miradas se encontraron. Aunque intentó disimular fijándose de nuevo en la comida, ella se había levantado y caminaba hasta él.
— ¿Nos conocemos?—su voz era segura, directa y seca.
— No… no creo…—musitó él.
—Como no dejabas de mirarnos. —sintió sus mejillas sonrojarse.
—Lo… lo siento. Es sólo que…—no tenía manera de escabullirse de eso.
— ¿Estás solo?—la muchacha miró hacia los lados y se encogió de hombros— Si simplemente estás aburrido, podemos cenar contigo.—a pesar de estar diciéndole eso, era más que evidente que lo único de lo que tenía ganas la chica era de dormir. Él, sin embargo, no supo qué decir así que pocos minutos después se encontraban cenando juntos. El niño tenía alrededor de siete u ocho años, pero era tranquilo para su edad. 

Su cabello era castaño y parecía sedoso, le dieron ganas de acariciárselo. Comía en silencio. Por un momento se asemejó más a un adulto que a un niño. La actitud del pequeño hizo que se sintiera todavía más nervioso. 
—No eres muy hablador.—hizo notar la muchacha. Sobre sus ojeras, lucía unos bonitos ojos rasgados de color negro, igual que su pelo. Tenía la cara y las facciones pequeñas, como una muñeca. 
Una pequeña muñeca a punto de romperse.
En cierto modo, su físico le recordaba a sí mismo.
—Me he sentado aquí porque creí que estarías aburrido, pero si te molestamos…—comenzó a decir ella, al notar que no recibía respuesta alguna por su parte.
— ¡No, no!— atinó a decir antes de que se levantara.— Es que estaba distraído, por culpa del cansancio, nada más.— Como le dijese lo que de verdad estaba pensando lo más probable es que se marchase de allí corriendo creyendo que era algún pervertido.
— Está bien. Disculpa a mi hermano, nunca ha sido un niño de muchas palabras. — Se había girado hacia él mientras hablaba y le acariciaba la cabeza con cariño.
— Parece que últimamente me toca encontrarme con niños que no hablan. — No pretendía que ella escuchase aquello, pero lo hizo.
— ¿También estás al cargo de un niño poco hablador? — Le sonrió con resignación, lo que acentuó su expresión de cansancio. 
— En mi caso no es que sea poco hablador, es que se niega a dirigirnos la palabra y no sabemos qué hacer. — Se recostó en la silla mientras miraba con concentración al niño, como si él tuviese la solución al problema de Chris.
— Tenéis que tener mucha paciencia. Cuando el niño se sienta cómodo hablará. Además, si hay algo que le haga sentirse mal eso llevará más tiempo y tendréis que aprender a leer su lenguaje corporal y sus miradas para ayudarlo, y así ayudaréis a que se abra y confíe en vosotros. — Tras eso suspiró y siguió cenando.
— Muchas gracias por la ayuda, porque la verdad es que estamos desesperados. — Le dedicó una gran sonrisa que ella le devolvió con menos entusiasmo, como si no estuviese acostumbrada a hacerlo.
— No es nada. — Siguió cenando en silencio, hasta que un par de minutos después él retomó la conversación.
— Por cierto, ¿cómo os llamáis? — La pregunta la desconcentró durante un momento, el niño levantó la mirada alarmado hacia su hermana, que le apretó el hombro para que se calmase, lo que puso sobre aviso a L. Joe de que allí pasaba algo grave.
— Ah... sí... nuestros nombres. Él se llama Lee Hyun Su y yo Lee Cho Hee. Encantados. — Hicieron una leve reverencia que él les devolvió.
— Yo me llamo Lee Byung Hun, encantado. — Enseguida vio cómo la chica trataba de aguantar la sonrisa, siempre pasaba lo mismo, en cuanto decía su nombre, todos le hacían la misma broma y estaba harto. Ella se percató enseguida de ello y dejó de sonreír, algo que le extrañó, porque nadie podía evitar hacer la bromita de turno.
— ¿Y no tienes un apodo por el que te llamen tus amigos para no tener que aguantar las bromas?
— Sí, me llaman L. Joe. — Esperó su reacción para ver si lo reconocía así, pero ella sólo asintió haciéndose al nombre, ¿es que aquella muchacha no sabía nada de Kpop? ¿O es que no los conocía?
— La verdad es que te sienta bien. — Miró hacia su hermano y vio que empezaba a quedarse dormido, así que se levantó para cogerlo en brazos. L. Joe se sorprendió de que, a pesar de lo débil que parecía, pudiera con su hermano tan fácilmente — Bueno, te dejo, voy a acostar a mi hermano. Buenas noches. — y con una pequeña reverencia empezó a alejarse de él.
— ¡Espera! — Maldita sea, le daban ganas de darse de puntapiés, no entendía por qué la había detenido y eso lo puso más nervioso. Ella lo miraba de manera interrogativa, mientras acariciaba la espalda de su hermano. — ¿Puedo...? — Empezó a gesticular nervioso — ¿Puedo pasar la noche con vosotros? — Aquella preguntó volvió a confundirla, era como si no estuviese acostumbrada a tener a gente a su alrededor salvo a su hermano.
— Sí, claro. — Él se acercó corriendo a ellos, mientras ella lo seguía mirando con curiosidad. Se colocó frente a ella, indicándole que le pusiera al pequeño, ya dormido, sobre la espalda. No es que él fuera demasiado fuerte, pero creía poder cargar con un crío. Aunque se quedaron en esa posición un minuto largo en el que la chica parecía dudar, al final pareció confiar en él y le depositó con cuidado su hermano en la espalda — Por cierto, ¿cuántos años tienes?
— 21, en noviembre cumpliré los 22, ¿por qué?
— Entonces llámame noona, soy un año mayor que tú. Por cierto, también los cumplo en noviembre, el 23.
— ¿Estás bromeando? — Ella negó con la cabeza, mientras él emitía una seca carcajada producida por la incredulidad. — Yo también los cumplo el mismo día.
— Parece que al destino le gusta hacer bromas enrevesadas. Bien, ahora vayamos a descansar, es tarde y quedan pocas horas de sueño. — De repente el rictus de dureza de su boca lo volvió a descolocar. Estaba seguro de que algo grave pasaba pero no podía preguntar de buenas a primeras.


Niel fue el primero en levantarse, eran las siete de la mañana y a las once tenían la rueda de prensa para la presentación de la nueva temporada del programa. 
Cuando estuvo lo bastante despejado se dio cuenta de que estaba sólo en su habitación, así que salió para ver si había sido el último en levantarse, pero se sorprendió al ver que todo estaba tranquilo.
Fue a las otras habitaciones y se encontró con la desagradable sorpresa de que las camas estaban intactas, nadie había dormido en ellas la noche pasada. 
De repente, sufrió una descarga de adrenalina que a punto estuvo de hacerlo caer, pero mantuvo la cabeza fría para despertar a Ricky y a CAP.
— Ricky, vamos, despiértate, rápido, hay problemas y muy gordos. — Ricky no paraba de rezongar y arrebujarse entre las sábanas, por lo que Niel decidió tomar medias drásticas, le arrancó la ropa de cama y se acercó hasta pegar su boca a la oreja de su donseng. — ¡¡QUE TE DESPIERTES, QUE HAY PROBLEMAS!!— Aquel grito tan estridente despertó por fin al falso maknae que se tapaba la oreja, mientras lo miraba cabreado.
— Hyung, a punto has estado de dejarme sordo. — La respuesta estaba cargada de rencor y lo miraba muy cabreado.
— No te habría gritado...— No le dio tiempo a seguir porque justo en ese momento llegó CAP.
— ¿Se puede saber a qué vienen esos gritos de que tenemos problemas? — Él también estaba cabreado, los gritos de Niel lo habían despertado.
— Por si no os habéis dado cuenta, sólo tres de nosotros hemos dormido aquí y a las once tenemos la rueda de prensa. — Su tono ácido les hizo mirar a su alrededor e ir a revisar el resto de la casa, mientras que Niel se quedó en el quicio de la puerta del dormitorio de Ricky. — No están, no han pasado la noche aquí. Al levantarme lo primero que hice fue buscar en el resto de la casa.
Ricky y CAP volvieron a donde estaba Niel con la estupefacción pintada en sus rostros.
— ¿Se puede saber en qué estaban pensando esos malditos donsengs? —CAP estaba empezando a cabrearse por lo que habían hecho.
— Lo mejor será que los llamemos por teléfono para saber dónde están. — Esta vez fue Ricky el que puso la nota de cordura en la situación. Los otros dos lo miraron un momento en silencio antes de ir corriendo a por los móviles.
— Yo llamaré a Changjo.— CAP había decidido encargarse del maknae, que tendría soportar un buen rapapolvo.
— Está bien, yo llamaré a Chunji.— Niel buscó el número en su teléfono, aunque le costó trabajo porque no se le había pasado el subidón de adrenalina.
— Bien, pues eso me deja a L. Joe a mi cargo. — Ricky sonrió divertido y así fue cómo cada uno intentó salvarles el pellejo y de paso salvarse a sí mismos.
— Hummm.— L. Joe empezó a buscar con la mano su móvil, mientras pensaba que quería que lo dejasen dormir un poco más. Respondió sin abrir los ojos. Su voz densa por el sueño. — ¿Diga?
— ¡Maldita sea hyung, ¿dónde estás?! ¡¿Es que no sabes qué día es hoy?! — Ricky estaba muy cabreado y sus gritos lo hicieron fruncir el ceño molesto.
— Cálmate, ¿quieres? ¿De qué estás hablando?— Aunque de repente la realidad empezó a filtrarse en su cerebro. Abrió los ojos y se sentó de golpe. — ¡Mierda!
— No sé dónde estás pero más te vale llegar al piso pronto, porque a las once tenemos la rueda de prensa para la presentación del programa, así que, ¡Apúrate y vuelve! — Colgó sin esperar respuesta.
L. Joe se quedó mirando el teléfono un momento, luego miró a su alrededor y vio que la pareja de hermanos se había ido.
— Joder, los hyungs me van a matar por esto. — Se puso en pie, fue a por su ropa corriendo y se cambió tan rápido que a punto estuvo de irse al suelo varias veces. Al salir buscó un taxi para que lo llevase a casa en vez de regresar corriendo.
— Maldita sea, cinco minutos más. — Changjo estaba echado en el sofá. Hee Young lo había tapado con una manta la noche anterior antes de irse a dormir, después de haber estado hablando durante unas cuantas horas. Cogió el teléfono y tuvo que apartárselo de la oreja por culpa del grito que le dio CAP.
— ¡Imbécil, mueve tu culo hasta el piso ya mismo porque nos puedes meter en un lío muy gordo! ¡¿Es que no recuerdas que hoy tenemos planes?!
— ¿Qué? ¿Cómo?— De repente se dio cuenta de dónde estaba, miró el reloj y al ver la hora maldijo en silencio. — Lo siento hyung, voy de inmediato para allá.
— Más te vale si no quieres que se monte una buena por vuestras escapaditas. — CAP seguía cabreado, pero al menos ya no gritaba.
— ¿Es que no fui sólo yo? — Aquello le sorprendió.
— Al parecer a L. Joe y Chunji también les dio por pasar la noche fuera y ahora deja de charlar y ponte en camino. — Colgó y Changjo se puso en pie pero se lió con la manta y acabó en el suelo. 
El grito que pegó al caerse hizo salir corriendo a Hee Young de su dormitorio. Changjo se quedó boquiabierto al verla, llevaba un camisón que le llegaba a la mitad del muslo, tenía el pelo revuelto, la cara sonrojada por el sueño y estaba preciosa.
— ¿Estás bien? — Se estaba acercando a él mientras se frotaba los ojos para librarse de los últimos restos del sueño.
Changjo se puso en pie deprisa y tiró la manta en el sofá, para luego guardarse el móvil en uno de los bolsillos del pantalón.
— Sí, es que se me olvidó que hoy tenemos la rueda de prensa del programa y uno de mis hyungs me acaba de llamar cabreado porque no dormí en casa ni dije dónde estaría. — Se mostró avergonzado y vio que ella se acercaba en silencio. Su reacción le pilló por sorpresa, porque le arreó un pescozón.
— ¡Noona! — Se llevó la mano a la zona del golpe mientras le dedicaba una mirada recriminatoria.
— ¡Te lo mereces! Tendrías que haberme dicho que tenías que ir a una rueda de prensar en vez de pasar aquí la noche, porque después de cenar te habría pedido un taxi para que te llevase a casa. ¿Es que no tienes cerebro?
— Pero noona...— Su tono quejumbroso no la conmovió.
— Ponte en camino ya mismo y esperemos que no tengas muchos problemas.
— Está bien, ya me voy. — Le sonrió y antes de irse la besó en una de las mejillas. — Por cierto, estás preciosa al despertar. — Le dedicó una sonrisa maliciosa y salió corriendo antes de que ella volviese a arrearle.
— ¿Diga? — Niel miró el teléfono para ver si había equivocado de número, pero no, aquél era el número de Chunji.
— ¿Hyung? — Su voz dubitativa hizo que Hwa Young se despertase de golpe. Mierda, acaba de coger el teléfono de Chunji.
— Un momento, ahora le paso el teléfono. — Trató de dar a su voz un tono impersonal, pero la vergüenza estaba pudiendo con ella. Se levantó y fue al otro de la mesa para despertarlo. — Chan Hee... Chan Hee... Despierta, te llaman por teléfono.
— ¿Noona? ¿Eh? ¿Qué? — Hwa Young sonrió con cariño y señaló el teléfono.
— Te llaman por teléfono. — Y se lo pasó, mientras un Chunji aún desubicado lo cogía como si fuese la primera vez que veía un móvil.
— ¿Diga?
— Hyung, ¿has pasado la noche con una chica? — A pesar de lo grave de la situación, a Niel le podía la curiosidad.
— Vine a ver mi noona por lo de Chris y me quedé a ayudarla con los estudios para su examen, así que deja de imaginar lo que no es, pervertido.
— De acuerdo, pero más vale que te des prisa porque por si no lo recuerdas, a las once tenemos que dar una rueda de prensa con nuestros hijos. — Su tono sarcástico puso en alerta a Chunji.
— ¡Oh Dios! Voy ahora mismo para allá. — Colgó, se puso en pie y respondió a la mirada interrogante de Hwa Young. — Se me había olvidado que hoy tenemos la rueda de prensa para la presentación del programa. — Repasó que tenía sus cosas, por lo que no vio el azoramiento que mostraba ella.
— Maldita sea, ¿cómo has podido quedarte a ayudarme cuando hoy tenías algo tan importante? Si los jefes se enteran estarás en un buen lío. — Su mirada preocupada, lo hizo sonreír.
— Tú también eres importante, y tranquila, recuerda que vivo muy cerca de aquí. Te llamaré en cuanto pueda. — La agarró por la cintura, la abrazó de manera breve y tras darle un beso en la mejilla salió pitando, mientras rogaba en silencio que ni el mánager ni ningún jefazo se enterase de su ausencia.


Antes de la emisión del primer capítulo e ir a grabar el segundo, los chicos y los niños acudieron a la rueda de prensa del programa. Allí vieron a los padres de Amaia y Ye Zi Yu y los saludaron amigablemente. Pronto descubrieron a los pequeños, con sus mejores galas, jugando detrás de ellos. Aunque el niño no sonriera, fue fácil ver el cambio que sufría cuando estaba con la niña. En cuanto descubrieron que habían llegado, Amaia corrió hacia Chunji y le pidió que la cogiera en brazos, algo a lo que el joven no pudo negarse.
—No la malacostumbres.—le advirtió la madre de la niña. El chico sonrió apacible.
—Lo intentaré. Quizá es ella la que me está malacostumbrando a mí con tanto cariño—rió—. Estás muy guapa, princesa.—y era cierto. La pequeña llevaba un bonito vestido rosa claro que la convertía en una pequeña dama. Ye Zi Yu al verse abandonado por su amiga de juegos fue hasta sus padres y se escondió detrás de ellos.
—Parece un pequeño hombrecito—les comentó Niel, intentando sonreír y saludar al pequeño tímidamente. No logró más que silencio—. En fin. Espero que no se les haga demasiado pesado el tema de las cámaras y tal. No tendrán respeto ni aunque sean niños.
Conversaron un poco más mientras se dirigían a la sala de maquillaje. Una vez allí tuvieron que separarse de las familias. 
—Sigo sin tener claro cómo vamos a lidiar con Ye Zi Yu…—C.A.P era, visiblemente, el más preocupado a la hora de cuidar de los críos. Se sentía perdido, tanto como con el niño como con la niña, aunque al menos la segunda estaba tan pegada a Chunji que no le causaría dolores de cabeza. Pero al fin y al cabo, se trataba de hacer entretenido y divertido el programa, y no podía simplemente cruzarse de brazos y dejar que las cosas siguieran así. Suspiró hastiado dándole vueltas a todo eso, mientras la estilista le comenzaba a aplicar la base de maquillaje. A su lado, el otro rapero del grupo tenía los ojos cerrados mientras le aplicaban una ligera sombra para darle algo más de color al rostro.
—Saldremos de ésta—comentó mientras—. De algún modo tenemos que hacerlo…
—A ti te ha pasado algo bueno esta noche, ¿verdad?—inquirió Niel, pidiéndola a la estilista que le apartase un poco más el flequillo de los ojos. Al escucharlo, L. Joe estuvo a punto de abrir los ojos, mas logró serenarse.
—He podido dormir de un tirón sin soportar algunas conversaciones nocturnas.—bromeó, intentando quitarle hierro al asunto. Sabía que no lo había conseguido, pero por suerte la llegada de un miembro del equipo apremiándolos porque debían comenzar en pocos minutos distrajo la atención de sí mismo.
En dos minutos, acabaron de estar maquillados, peinados y con sus trajes enfundados. Changjo bromeó diciendo que al menos estaban a conjunto con su pequeño hombrecito. Llegaron al escenario y recibieron los flashes con profesionalidad, después de todo, estaban acostumbrados a ello. Les hicieron diversas preguntas, sobre cómo había sido encontrarse con los niños y qué podían decir respecto a sus primeras impresiones. Escaparon de las preguntas lo mejor que pudieron, y cuando quisieron darse cuenta, Amaia y Ye Zi Yu los esperaban al pie de la escalinata. Se acercaron para ayudarlos a subir. 
Hasta donde sabían, ambos niños tenían experiencia en el modelaje. Sin embargo, supusieron que no sería lo mismo hacerse algunas fotografías mientras jugaban o cantaban, para una revista, y tener que soportar las luces de las cámaras cayendo sobre ellos sin descanso. 
Chunji cogió a Amaia de nuevo en brazos y se puso de lado, para que pudieran fotografiarla, pero sin agobiarla tanto. Por su lado, y sabiendo que el niño no se dejaría coger, los dos maknaes del grupo se pusieron a ambos lados de su falso hijo, evitando que las molestas luces recayeran del todo en él. Ye Zi Yu dio un pequeño brinco al sentir que se cernían tanto sobre él, pero tanto Changjo como Ricky pudieron percatarse de que se sentía más cómodo y relajaba sus pequeños hombros. Ambos, para sus adentros, sonrieron, pensando que quizá con eso el niño confiaría aunque fuera, un poquito más en ellos.
Acabaron antes de lo previsto, después de hacer un poco el tonto para entretener a la prensa y hacer que se sintieran convencidos del material que tenían entre manos. Era hora de comer, los niños comenzaban a mostrar signos de hambre, y dado que al día siguiente debían grabar el segundo programa, sería preferible que descansaran.
Se despidieron de los pequeños, en brazos de sus padres, antes de marcharse ellos también a comer, y más tarde, a asistir a un programa de radio.



Continuará...

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Aclaración: Intentamos separar más los párrafos pero nos ha sido imposible. Lo sentimos.